Pedro Duque, un gobierno en la luna

La POSE del PSOE

Iba a hablar en esta columna de Pablo Casado y el máster; pero la actualidad, tan rabiosa como caprichosa, es absoluta (o casi). No hablaré tampoco de Delgado, pues ya comenté lo de sus grabaciones en este otro artículo antes de que las desvelara Moncloa.com (magnífico trabajo, por cierto, el que está haciendo el equipo y lo que queda por salir). Toca hablar de Pedro Duque y de lo herido de muerte que deja la corrupción al PSOE,

Lo de Pedro Duque, se mire como se mire, es delito tipificado. Nada de «autoalquiler» o enrevesadas argucias lingüísticas que incide aún más en la falta. Solo por el hecho de crear la empresa el día antes y comprarlo, no tener empleados y encima negarse a enseñar los papeles, como dijo Duque con altivez, ponen de manifiesto una falta de transparencia impropia de un cargo público. Total, debe pensarse que nosotros estamos en la luna o en babia, en el peor de los casos. O en órbita, como Pedro Duque.

Como español me siento engañado, aunque en parte ya sabía lo que había cuando lo comentaba con gente próxima, que defendía la composición del nuevo Gobierno como uno lleno de gente técnica. Yo, en cambio, lo reduje a una ironía: el POSE. Una estrategia creada por Iván Redondo para ganar las próximas elecciones.

Esto, pese a quien le pese, no es la izquierda ni el PSOE, es una confabulación ideada para que los mismos truhanes, que acusaban a otros de serlo, muestren que son lo mismo o peor. Peor porque además nos mienten a la cara. Y solo por ser «demócratas de izquierdas» tienen una bula que de ser otro partido llenaría las calles en protestas pidiendo elecciones ya.

DESPROPÓSITO

Tenemos un presidente que resultó matasiete del Congreso. Y ni mentar el fraude de su tesis. Una ministra de justicia que se confabuló con Villarejo, al que no hacen falta calificativos; que permitió una red de prostitución y calló cuando jueces pernoctaron con menores. A esto se le suman dos ministros que han defraudado a Hacienda. Hecho que te imposibilita ejercer cualquier cargo público de relevancia por la mera naturaleza del delito. Pedro Duque incluido.

No contentos con esto, la mujer y más de cien «amiguetes» están «colocados». Enchufismo al que juró combatir, como las puertas giratorias, paseos personales mediante en avión y helicóptero oficial del que os daré información en exclusiva próximamente. Ese es el POSE, con una «primera dama» que no contempla como exceso comenzar un máster a los 14 años. Tampoco llevar un vestido de más de dos mil euros mientras su marido se llena la boca con los «empleos dignos» y el salario mínimo.

Estoy harto de que se me tome por tonto, de que si no comulgo con las ideas de extrema izquierda, que anhelan a Lennin y a Stalin sin tapujos y asesoraron al gobierno fallido de la Venezuela chavista, se me llame facha o «gilipollas» por ‘defender’ a corruptos. ¡Ojo! Soy el primero que entiende que la política es una carrera de favores y ego, que se podría sortear mejor si siguiéramos ciertas pautas de EE.UU.; pero ese no es el caso ahora.

CONCIENCIACIÓN

No soy facha porque me importe más mi sueldo a fin de mes que desenterrar a Franco. Tampoco porque crea que el Estado debería recortar sus gastos antes que subirme a mí los impuestos para quitarme por todos los lados aquello que tanto me cuesta ganar al ser parte del grupo con menor poder de negociación (clase media). Y es que ser políticamente correcto no es ser correcto.

Asimismo, no soy facha por no descalificar a los cristianos, pues al igual que los judíos o los practicantes del Islam tienen su forma de entender la vida (aunque en algunos casos tan machista que sí que habría que ser más incisivo en ello por parte de los grupos de presión). No soy facha por no estar de acuerdo con que los hombres blancos y heterosexuales somos el origen y núcleo de todos los problemas del mundo. No. Soy una persona que tiene ideas variadas: algunas de izquierda o sociales, otra de derechas o liberales; no estoy a un lado ni a otro para todo. 

Evidentemente no quiero que me suban los impuestos, pues ya pago bastante por todo; pero tampoco digo que las subvenciones o ayudas deberían dejar de existir, pues a todos nos harán falta en algún u otro momento, por desgracia; pero no pueden ser tan discreccionales (como los ERE y cursos de formación defraudados, por ejemplo). Hay que tener cabeza con los recursos públicos, como cuando uno administra su propia economía familiar. Por eso estoy cansado de que se me mienta, se me insulten y se me robe desde butacones con la condescendencia de algunos según quién lo haga.

CONCLUSIÓN DEL CASO ‘PEDRO DUQUE’

Corrupción habrá siempre, sí. Por desgracia es inherente; pero si esa corrupción conlleva construir colegios, carreteras, hospitales, programas de apoyo efectivos y recuperación económica o momentos de bonanza, es un mal necesario. Lo que no lo es engloba el uso de recursos públicos para campañas de márketing, para sostener un gobierno incapaz o que se reparten para ellos todo mientras el resto soportamos sus tonterías fútiles. Sabiendo eso, desde aquí pido elecciones anticipadas. Al menos así podré elegir a nuestro presidente democráticamente, sea de izquierda, centro o derecha. Y si vuelvo a sentir que me toman el pelo, al menos tendré a quién culpar. Y no será a Pedro Duque, sino a mí.

 

Juan Pedro de Frutos
Periodista digital en Madrid

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