
Franco, Calvo y la Constitución
No satisfecho con una sesión de control patria, el ejecutivo socialista soportó otra, esta vez internacional y del Vaticano, para más inri. Más allá del embuste sobre lo hablado en la Santa Sede, asistimos a ese plan de márketing “Sanchista” que busca el derribo de aquello que no comande.
Incluso muerto, Franco martiriza a la izquierda
No satisfecho con una sesión de control patria, el ejecutivo socialista soportó otra, esta vez internacional y del Vaticano, para más inri. Más allá del embuste sobre lo hablado en la Santa Sede, asistimos a ese plan de márketing «Sanchista» que busca el derribo de aquello que no comande.
Y es que hasta el momento, el único ejercicio de transparencia por parte de gobierno ha sido el de Carmen Calvo en el Vaticano. Y se redujo a su indumentaria, desafortunadamente elegida, como el hecho de prescindir de un embajador, básico en el protocolo.
Quiero pensar así por el bochorno que supone el enviar a un representante del estado sin galones de jefe del Ejecutivo -con vestimenta más propia de un afterwork que de una recepción oficial en los dominios de la Iglesia católica-.
Kafkiano cuanto menos. El quid es un problema, convertido en berenjenal, que ha originado el propio gobierno. La cuestión, resolverlo llamando a la puerta del papa Francisco por un puñado de votos más en las urnas.
Y es que solo a la izquierda revanchista y extremista es a la única que le interesa acordarse de Franco 40 años después de muerto… ¡40 años! Un recuerdo que les puede suponer un mal mayor en caso de que el dictador acabe en la Almudena.
LAS TRANSPARENCIAS DEL VATICANO
Acuerdos internacionales mediante, es bien sabido que a la Iglesia ni le va ni le viene este embrollo. Por supuesto, tampoco se la puede chantajear, como lo hizo Calvo, con hacer la vista gorda con sus bienes. Las mentiras tienen las patas muy cortas: la Iglesia tiene el mismo régimen de tributación que los sindicatos. Casos de corrupción consabidos.
Unos sindicatos que son los que más «activos» aportan en cuanto a condenas por ‘tarjetas black’ -con solo dos culpables del PP, uno menos que el PSOE-. Curioso que solo nos suene Rato y el ‘padre’ Espinar. Especialmente cuando apenas tiene cobertura mediática el mayor robo a la sociedad española: el caso de los ERE en Andalucía.
Retomando la cuestión, Calvo mintió. La Iglesia nunca se va a inmiscuir en asuntos personales. Además, el Valle de los Caídos es igual de proclive que la Almudena para actos de ensalzamiento. La diferencia es que al Valle iban cuatro gatos hasta la cacicada de Pedro Sánchez.
Sinsentido que la ‘exquerida de Garzón’ quiso alimentar al proponer a la familia la posibilidad de rendirle honores militares al dictador si lo inhumaban en el Pardo. La familia se negó, como cabría esperar.
En definitiva, Franco, dictador de rebuscado ideal de amor patrio -posible rotulación de acudir a first dates en su habitual cita con los que mentan asiduamente-, no puede dejar que su fantasma se vaya en silencio al ser invocado de continuo por los mismos que lo necesitan para buscar rédito en las urnas. Objetivo de la estrategia de Pedro Sánchez para perpetuarse en la Moncloa.
EL PLAN DE SÁNCHEZ
A nadie se le escapa que el presidente y su valido tienen buena sintonía ideológica, de ligera reminiscencia republicana y con toques comunistas. Esto, aunado a sus ambiciones, lo que pretenden es aprovechar un papel victimista ante los ataques externos, y de héroes ante un cierto electorado que se contenta con un mensaje de fractura. Todo esto, entre contradicciones que no llegan ni al año de vida.
El alineamiento y alienamiento con los independentistas, y los ataques y desplantes a la Constitución y a la Corona son solo la estrategia a largo plazo para apartar los obstáculos hacia una escala de poder mayor. Se vio con la Abogacía del Estado, que ha puesto la primera piedra para el indulto. Total, que suena muy franquista eso de encerrar a un puñado de hombres que se entretuvieron colocando un par urnas. República fugaz incluida, a lo Ikea.
Más allá de las dos votaciones que validaron la monarquía en España y del extenuante consenso que supuso la creación de la Carta Magna, el fin último de la estrategia es reemplazar esas figuras de poder por las suyas propias.
Por un lado, por puro egocentrismo, pues la deriva independentista catalana se forjó con Mas cuando políticamente su discurso y figura estaban acabados. Única salida para mantenerse en el poder y controlar todo para no soltarlo. En su camino, cualquier artimaña, como la mofa en pleno informativo de la «nueva» RTVE hacia la primera lectura pública de la princesa de Asturias.
LA IMPORTANCIA DEL DISCURSO
Una gracia que encontró cómplice en la Sexta con Dani Mateo, mofándose de la bandera de todos al sonarse en ella y llamándola trapo. ¿Alguien se imagina si eso ocurre con la senyera? Sea como fuese, el gobierno socialista se preocupa por estar cada día en la portada de los medios nacionales.
Esto es lo mismo, pero disfrazando el sectarismo y el revanchismo -interiorizado hasta la médula- bajo el ideal de «Democracia» y del «Derecho a decidir» mientras se nos imponen ideologías afines pero que coartan la libertad individual.
Si aún quedan ateos ante esta estrategia Sanchista, el CIS es un claro medidor de esta estrategia de márketing. Curioso, cuanto menos, que todo aquello que se va implementando desencadena una reacción en el gobierno, y viceversa.
Se puede engañar a la gente una vez; dos a un tonto o a un despistado; pero a la tercera nos damos cuenta o miramos hacia otro lado. Echo de menos esa izquierda de valores y de sentido común que encarnó Felipe González -con mayor o peor acierto-, así como otros socialistas como Alfonso Guerra o Joaquín Leguina.
Mientras tanto, todos, con nuestro dinero, estamos pagando esas largas vacaciones de Puigdemont mientras nuestro país gira al son de las demandas independentistas engendradas en Waterloo.