Final Fantasy VII Remake análisis y opinión

Final Fantasy VII Remake: análisis y opinión del título que revoluciona los videojuegos 23 años después

Final Fantasy VII Remake: análisis y opinión del videojuego que lo cambió todo

Las aventuras de Cloud y compañía para salvar al mundo de la corporación Shinra y del malvado Sephirot regresan en abril de 2020 con el esperado Final Fantasy VII Remake en PS4.

Una vuelta que no solo los fans más acérrimos anhelaron durante 15 años, sino que toda la industria ha estado a la expectativa de lo que ofrecería el título que en su momento creó las bases del lenguaje de los videojuegos gracias a la integración de ciertos pilares del cine en la narrativa.

No en vano, se trata del éxito que catapultó a la gris de Sony gracias a su revolucionaria puesta en escena, argumento profundo, banda sonora inolvidable y una historia tan actual que a día de hoy sigue siendo rompedora (manteniendo la inclusión de colectivos LGTBI+ de manera orgánica y la lucha por la conservación del medioambiente).

Ahora bien, ¿el Remake está a la altura de lo esperado? Como Remake, se podría decir que supera al gran trabajo realizado Resident Evil 2; pero a la vez podemos decir que es el menos «Remake» de todos los realizados hasta la fecha.

Se trata de una reimaginación que mejora el material original; pero con dos puntos negativos que restan puntos al resultado final aunque no afectan para nada a la jugabilidad.

Si bien, el hecho de que nos llegue serializado borra esa magia de encontrar el título completo; pero a cambio nos permitirá experimentar una aventura más cuidada a cada paso que, por unos meses, será exclusiva de PS4 (y en la futura PS5).

Una historia actual con más de dos décadas de vida

Cloud Strife es un ex-Soldado que, tras desertar de las filas de Shinra, es reclutado por Tifa, amiga de la infancia y miembro el grupo ecoterrorista Avalancha para hacer estallar un reactor so pretexto de salvar el planeta. Finalizada la misión, Cloud se encuentra con una enigmática joven, Aeris; hecho que propiciará que Cloud junto a Tifa y Barret, líder de Avalancha, luchen por defender el planeta de una amenaza aún mayor que Shinra -y némesis de Cloud-: el legendario Sefirot.

Final Fantasy 7 Remake es fiel al material original hasta los compases finales debido a la inclusión de los ecos -una suerte de representación del destino-.

Su aparición responde al intento del equipo de romper con lo establecido para crear expectación en los antiguos jugadores y usarlos como una técnica narrativa que, sin necesidad de recurrir a guiños a otros proyectos liderados por Nomura -saga Kingdom Hearts-, hubieran resuelto de manera más sutil la cuestión.

Esto no significa que el guion se desmorone en los compases finales o descuadre el lore del título, simplemente lo hace diferente y de alguna manera, funciona.

En lo que respecta al resto, prácticamente no echaremos nada de menos, pues está todo lo que debe estar; pero lo hace mucho mejor que 23 años atrás.

El desarrollo se siente más orgánico, desencadenando momentos que, de no ser por la inclusión de los ecos, romperían todo el argumento original, un detalle que hay que valorar debido al esmero puesto en cada pequeño detalle.

Aunque si es necesario destacar algo sobre el resto, ese es el desarrollo de personajes. No solo el elenco protagonista y su contraparte han salido beneficiados, con una construcción y evolución digna de elogio.

Personajes secundarios como el grupo de Avalancha cuentan con un trasfondo que nos permite empatizar con ellos, elevando a Jesse como uno de los mejores personajes de este Remake, y haciendo de otros, como Johnny, un gran añadido para sumergirse en la realidad de Midgar.

Si bien, también hay personajes nuevos, como el triunvirato de Don Corneo, brindando a un genial Andreas, al regente del Honey Bee Inn -un tugurio donde reina la lujuria y cualquier otro vicio carnal sin fijarse en preferencias sexuales-.

Estamos ante la mejor inclusión de ambiente y personajes LGTBI vista en los videojuegos gracias a su frescura y naturalidad, lejos de las imposiciones por modas y grupos minoritarios que los desarrolladores se ven en la obligación de incluir con calzador para agradar a todos.

Principal diferencia con el, a priori, máximo competidor para el GOTY de este año, The Last of Us 2, en el que se precisa que Ellie, la protagonista, sea lesbiana para que al más puro Western protagonizado por John Wayne abandone a su pareja e hijo recién nacido para cobrarse su venganza personal.

Final Fantasy VII Remake nos enseña los personajes y entornos de Mercado  Muro en una nueva tanda de imágenes

Y es gracias a esta huida de los estereotipos y a optar por su propia personalidad por la que tenemos uno de los momentos más brutales de los videojuegos: competición de baile de Cloud en su misión de travestirse para salvar a Tifa. Su coreografía, puesta en escena, ejecución y humor no solo hace que case a la perfección con el tono del juego en Mercado Muro -lo mejor del juego-, sino que lo convierte en historia de la industria.

Una escena preciosista que, exceptuando lo visto en el tráiler de 2019 de Ghost of Tsushima en la secuencia de introducción, es imposible encontrar algo a la altura en 2020.

Final Fantasy VII Remake', modernizando un clásico | El Cultural

Por supuesto, no se puede hablar de FF7R sin hacerlo de uno de los personajes más emblemáticos de la franquicia: Sefirot. El soldado legendario está más presente que nunca.

Mientras que en el material original su presencia era más sutil, aunque evidente desde los primeros compases de la aventura, en el Remake pasa de ser un tormento de Cloud a la mayor amenaza del grupo de manera directa y elocuente.

Aunque es un acierto introducir al personaje desde el comienzo de manera más directa, también debilita uno de los mayores giros de guion del material original al tiempo que muestra de manera más potente el alcance del poder de Sefirot. Eso sí, a costa de introducirlo en demasiadas ocasiones debido al carácter episódico del Remake.

Más allá de estos pequeños detalles, el hecho de mantener el esqueleto original -como el paso por el Mercado Muro y por la mansión de Don Corneo, personaje aún más detestable que hace 23 años- es lo que convierte a FF7R en algo realmente único, al igual que el título original.

Gráficos excelentes; pero con algo de inconsistencia

El apartado gráfico de Final Fantasy VII Remake es sencillamente sobresaliente dentro la generación actual, que ya se encuentra en su ocaso. Si era difícil superar a títulos como el remake de Resident Evil 2, la reedición de la nueva aventura de Cloud deja al equipo de Capcom un escalón por detrás de los desarrolladores de Square-Enix.

Se descontaba un downgrade importante en la versión de PS4 tras lo mostrado en el tráiler; pero por fortuna, la industria se equivocó por completo. De hecho, el título cuenta con un excelso trabajo en transiciones, uso efectivo del desenfocado y un uso muy inteligente de la iluminación para no colapsar el rendimiento, que queda patente en la misión inicial, para mantener siempre fijos 30 FPS.

Gracias a ello podemos disfrutar de unos detalles casi enfermizos en el elenco original y en los escenarios que acentúan el característico aire ciberpunk original sin perderse un solo detalle de la obra lanzada a finales del siglo XX.

Otro punto a destacar es que los más de 20 años que han transcurrido desde entonces se han traducido en una evolución y mejora del escarceo con el séptimo arte que ya nos llegó a proponer el título original (y que Kojima exprimiría como ningún otro, hasta ahora), con planos que solo John Ford o Spielberg se atreverían a filmar mientras conservan la perspectiva propia de un videojuego.

Genialidad que, al mezclarse con el suave estilo anime de los personajes y de algunos entornos consigue conformar un lenguaje propio y característico.

Análisis Final Fantasy VII Remake para PlayStation 4

Ahora bien, hay algunas texturas que tardan en cargar o no lo hacen nunca (problema de rendimiento reconocido por los creadores del Unreal Engine 4 con otros títulos), dos fondos pixelados y el detallado tanto de los pnj’s como de algunos secundarios genera esa inconsistencia que, aunque no afecta a la jugabilidad, sí que le hace alejarse del tope gráfico que supuso el título original pese a que exprime al máximo la consola -irónicamente-.

Con un parche de lanzamiento -si el COVID-19 lo permite-, se puede solucionar parcialmente, al menos hasta donde llega el hardware de PS4.

Respecto al framerate, no existen bajadas ningún momento, pues opta por la resolución dinámica en los combates, pudiendo bajar y subir esta en momentos puntuales sin que se note. Una técnica que ya se pudo apreciar a lo largo de todo Xenoblade Chronicles 2; pero mucho más pulida en el título de Square-Enix.

Gameplay entre dos aguas y atado por el material original

Lo mejor de todo es la ausencia absoluta de bugs, algo realmente raro a día de hoy en la industria. Por otro lado, aunque el gameplay se siente totalmente orgánico, con unas interactuaciones entre personajes muy bien armadas y que funcionan tan bien que asustan hasta en misiones secundarias -cuya finalidad es expandir la historia principal– muchas de ellas pequen de simpleza. Eso sí, habrá que ver si se mantiene el nivel en el resto de la aventura, al menos a nivel narrativo, ámbito en el que no se puede pedir más.

Y es que Midgar ya era, en el material original, el tramo más lineal de la aventura. Algo que no es malo, para nada; pero se acentúa en el Remake. Es cierto que el gameplay tiene un pequeño bajón en el reactor del Sector 5, dando la sensación de ser una sección de relleno, al igual que el puzle plataformero de la autopista abandonada.

Hecho que se puede perdonar gracias al acierto de haber convertido monstruos comunes del original en jefes sobresalientes, como la Casa Infernal. Una de las mejores decisiones tomada por el equipo junto a los minijuegos, seña de identidad del Final Fantasy VII de PSX.

Capturas de Final Fantasy VII Remake muestran misiones secundarias y a más  personajes | LevelUp

Si bien, hay bastante libertad en la parte final de la aventura; pero no en la forma de un mundo abierto al uso que tan acostumbrados nos tienen los nuevos juegos triple A.

En cuanto a las materias, el sistema se mantiene intacto, agregando nuevas habilidades para adaptarlas al sistema de batalla; y en cuanto a la evolución de los personajes, encontramos que todas las armas serán de utilidad durante la aventura, pues cuentan con un desarrollo propio y con habilidades características cada una.

Eso sí, habrá que ver cómo se resuelve un avance en materias y habilidades entre juegos; pero eso ya es adelantarse mucho en el tiempo. 

Sistema de Batalla de época

Simplemente revolucionario. Más allá de espadazos, enemigos en todas direcciones y rayos por doquier en un frenético intercambio de golpes en tiempo real, encontramos la inclusión del componente táctico de una manera tan dinámica como visual. Una evolución perfecta que parece el desenlace de las pruebas de Square-Enix durante la última década: una auténtica delicia.

La mezcla de escenarios abiertos e intercambios en tiempo real de FFXV; la barra de fatiga y de acciones de FFXIII; el sistema de materias y ATB de FFVII original; la evolución del tablero de esferas de FFX para las armas y la mezcla de comandos a caballo entre FFXII y Kingdom Hearts confluyen en una jugabilidad adictiva, estratégica, orgánica y delirante que no encuentra bugs ni caídas de frames. El único pero, la cámara en los contados lugares cerrados.

Un detalle que se queda pequeño ante la gran ejecución del sistema de batalla, especialmente en lo que respecta al elenco, pues cada personaje se desenvuelve de manera totalmente diferente en combate.

Mientras Cloud es un tanque y perfecto en la corta distancia y enfrentamientos individuales; Tifa es pura velocidad y una manera ideal de llenar la barra de combo y de fatiga; Barret, por su parte, es el as bajo la manga para enemigos aéreos y para atacar a distancias; mientras que Aeris, con su poder mágico y habilidades es el soporte perfecto para el grupo y para encadenar poderosos ataques mágicos a distancia.

Ahora bien, es cierto que no hay muchas zonas de batallas durante el juego, por lo que no invita a «farmear» (subir de nivel). De hecho, el título dispone de una curva de dificultad muy bien ejecutada que se convierte en un reto tan disfrutable como exigente en difícil, desbloqueable tras acabar el juego una vez.

En este modo deberás aplicar todo lo aprendido para poder superarlo, sacando el máximo a un sistema de combate que, al igual que ocurrió con el título original, marcará un antes y un después en la industria.

Mientras que los soldados Shinra son fácilmente derrotados, el armamento mecánico es mucho más duro. Ahora bien, puedes optar por romper su defensa a espadazo limpio o por atacar con la materia elemental a la que es débil.

Guía de Final Fantasy VII Remake: Tifa Lockhart, jugabilidad y habilidades  - Millenium

Junto a ello, los límites, el cambio de personaje en función de las resistencias enemigas a ciertas armas del equipo y un sistema ATB que mezcla la acción con la estrategia de los turnos es toda una genialidad.

De la misma manera que también lo es por parte de Square Enix dotar a Final Fantasy VII Remake de tres tipos de combate: clásico, en el que los personajes actúan por sí solos mientras que nosotros nos preocupamos de actuar una vez completada la barra ATB (como en el original).

El normal, que es el híbrido para el público mayoritario y que se puede convertir en action RPG al implementar atajos de botones. Y por último, el modo fácil.

Asimismo, entre todas las nuevas dinámicas, las invocaciones ya no son una cinemática de un minuto para infligir daño masivo a los enemigos, sino que funcionan como un apoyo más en batalla. Una idea con la que se tuvo un primer acercamiento en Final Fantasy X con Yuna, y a la que se le dio un giro de tuerca en Final Fantasy XIII, pero no ha sido hasta este título en el que la intención de apoyo ha sido tan clara.

Y para los que pregunten por los jefes, cada uno tiene sus propias mecánicas, debilidades y estrategias que deben ser estudiadas mediante el ensayo y error, y explotadas después. Una experiencia única para cualquier gamer y amante de la industria.

Banda sonora para el recuerdo

La reinterpretaciones de la banda sonora original -compuesta por Nobuo Uematsu- son aún más sublimes que las originales. Tanto es así que he reservado una de las versiones para coleccionistas solo por su banda sonora.

De esta manera, FF7R es, junto a los títulos de Hideo Kojima, uno de los exponentes más cercanos al ámbito cinematográfico que existen en este aspecto. Y es que su banda sonora dinámica, en la que solo se aprecian dos cortes a lo largo de todo el juego, sitúan a FFVIIR a gran distancia del resto de títulos actuales en este aspecto.

Ahora bien, estos arreglos conviven con pistas de nueva creación, algunas con gran reminiscencia a FFXIII debido a los propios artistas. Exceptuando un par de temas que «chirrían» ligeramente, el conjunto es simplemente de matrícula de honor que roza la perfección.

Eso sí, hay algunos temas recuperados de la película Advent Children que suenan en momentos de la historia muy particulares, acrecentando las teorías de algunos usuarios.

Teoría del final [Spoiler]

Pasa el cursor para leer el texto en color blanco. La pista más importante la encontramos en el diseño del perro de las bolsas de patatas que aparece tanto en la escena final con Zack como en la casa de los padres de Jesse o en los túneles del sector 5.

No es habitual que en un logo empresarial haya un cambio tan drástico de diseño en meses, especialmente al ver dos razas de perro tan dispares.

Esto, junto a que la escena es diferente a como sucedía en Crisis Core: Final Fantasy 7  lleva a pensar que se trata de una realidad alternativa, dando la posibilidad a Zack de sobrevivir (que no quiere decir que llegue a Midgar) y haya material para un spin-off.

De esta manera, Final Fantasy VII Remake se podría entender como otra realidad alternativa o bien como la historia verdadera, dejando el material original como el destino prefijado para todos los actores -al más puro estilo de una tragedia griega-.

En lo personal, me decanto por el segundo punto, siendo el más arriesgado y fruto de la cuasi omnisciencia de Sefirot gracias a la propia definición que hace el juego de la Corriente Vital y al papel  protector de los ecos. 

Conclusión del análisis de Final Fantasy VII Remake

Final Fantasy VII, lanzado en 1997 en PSX, fue el videojuego que cambió la industria para siempre. Incluso se podría decir que es el más importante de la historia por encima de Super Mario o The Legend of Zelda.

Todo ello fruto de su enfoque cinematográfico, fondos prerrenderizados, escenas CGI y una historia tan actual como compleja en el que el terrorismo, la ecología, la transexualidad (con pinceladas LGTB) y el destino confluyeron para acercar los videojuegos al cine lo suficiente para generar su propio lenguaje (que luego sería apuntalado por Hideo Kojima) y alzar a la industria como otra forma de arte.

De cara a su esperado regreso, más de dos décadas después, Final Fantasy 7 Remake abarca solo una parte de la vasta aventura original; pero expandiendo lo visto en Midgar, creando un mundo más rico y mejorando todos los aspectos del original, incluso la profundidad de los personajes.

Y por si esto fuera poco, sus combates reinventan un género que llevaba tiempo buscando la evolución perfecta de los turnos (antaño elección obligada por las capacidades del sistema) en la acción en tiempo real sin perder la esencia. Trabajo conseguido con éxito en un sistema de batalla que ha marcado un antes y un después en el género RPG.

Línea que también traza su banda sonora, que recoge los temas originales y los reimagina junto a unos de nueva creación para ofrecer la mejor BSO que se recuerda hasta la fecha, incluso por encima de la genialidad que supuso Xenoblade Chronicles 2.

Su gran controversia se encuentra al final, con la licencia creativa del equipo de Nomura para encontrar un símil tangible del destino que les permita innovar y sorprender en próximas entregas. Pudo haberse ejecutado de una manera más sutil y que a su vez no desentona del lore del título -aunque si no has jugado al título original tampoco te va a «descolocar» tanto-.

Eso sí, el Remake de las aventuras de Cloud, Aeris, Tifa, Barret y compañía contra la corporación Shinra, Sefirot y el destino solo tiene un pero, peca de ser ligeramente inconsistente a nivel gráfico en conjunto; pero esto no significa que deje de llevar al máximo de su potencial a la PS4. Más bien es todo lo contrario.

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